El Club Táchira y su arquitectura
Blogger desde 2018. Tattoo enthusiast. Music lover.
El Club Táchira fue impulsado por la comunidad regional en la década de los 50. Sobre un lote de 50.000 m2 en la para entonces novedosa urbanización Colinas de Bello Monte. Fue diseñado en conjunto en 1955, entre el ingeniero Eduardo Torroja y el arquitecto Fruto Vivas, su diseño fue el ganador del concurso organizado por esta sociedad, mientras Vivas aún seguía siendo estudiante de Arquitectura. Lo único que se llegó a construir finalmente fue el llamado “Rancho” del Club Táchira, una estructura metálica de cerchas, recubierta en sus dos caras con madera, que generan una membrana parabólica de forma conoidal.
En el verano del año 1955 Fruto Vivas se reunió con el ingeniero Torroja para plantearle que diseñaran en conjunto una cubierta, con la única exigencia de que tuviera una forma libre y semejante a la caída de un pañuelo. Como dijo Fruto Vivas en su momento: “(…) Imaginemos el aire necesario que los envuelve, y una ventana gigante, en este caso un jardín colgante, para mirar la ciudad deslumbrante. Entonces dejemos caer un pañuelo desde el espacio, que cubra estas áreas y que tome la forma lógica, apoyada sobre las dos variables: los espacios recreativos y el paisaje (…)”.
El llamado “Rancho” del Club es una estructura metálica de cerchas, recubierta en sus dos caras con madera, que generan una membrana parabólica de forma conoidal. El diseño que incorporó ideas de ambos incluía dos cubiertas laminares, donde la inferior era un Paraboloide Hiperbólico construido con perfiles de acero y la superior era de hormigón, diseñada por Eduardo Torroja. Entre estas dos láminas se propondrían plataformas que en la parte superior soportarían una piscina y en la inferior cobijarían una bolera.
El diseño de Vivas fue modificado porque según Torroja, no cabía en ningún cálculo ni ecuación, por lo que el ingeniero aceptó este reto de generar un gran espacio para la reunión y el baile, comenzando a trabajar en la cubierta más compleja y más grande de su vida, con 60 metros de longitud por 40 metros de ancho. Estas numerosas simplificaciones exigieron una comprobación experimental por medio de una maqueta a gran escala, enormemente sofisticada.
Según sus propias palabras desde un principio se inspiraron en la figura femenina y esto se mantuvo, generándose a través de un par de curvas que resultaron en una directriz trigonométrica alabeada y otra de forma catenaria plana que se desplaza de forma paralela a si misma con el vértice situado constantemente sobre la curva directriz. El acceso a la pista de baile se generó a través de una escalera laminar de 4 cm. de espesor, con escalones incrustados en la membrana.
Este encuentro entre la forma ideada por el soñador Fruto Vivas y la aproximación técnica y de cálculo geométrico del ingeniero Eduardo Torroja, produjeron este espacio arquitectónicamente interesante y óptimamente funcional que le permite seguir albergando eventos sociales hasta la actualidad, declarándose el año 2005 como Bien de Interés Cultural de la Nación por el Instituto del Patrimonio Cultural.
Información tomada de: https://www.plataformaarquitectura.cl/ y http://guiaccs.com/