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1842: Los restos de Bolívar llegan a Caracas

1842: Los restos de Bolívar llegan a Caracas

Llegada Bolívar Caracas

Simón Bolívar, como bien se sabe, murió en Santa Marta (Colombia) el 17 de diciembre de 1830. Y aunque unos días antes había expresado en su testamento su deseo de recibir sepultura en Caracas, su ciudad natal, los odios políticos derivados de la disolución de la Gran Colombia retrasarían por más de una década el cumplimiento de dicha voluntad.

Últimos momentos del Libertador (detalle). Cuadro de Antonio Herrera Toro

No fue sino hasta el 30 de abril de 1842 cuando el general José Antonio Páez, por entonces presidente de Venezuela, promulgó un decreto mediante el cual se ordenaba la repatriación de los restos del Libertador a Caracas y su entierro en la Catedral Metropolitana.

José Antonio Páez

A juicio de Rafael Arráiz Lucca, “estos honores a Bolívar por parte del gobierno de Páez, venían a desmentir la animadversión que le atribuían sus adversarios. Por otra parte, era un desagravio a su memoria, ya que era cierto que Páez y sus seguidores se habían opuesto al plan integracionista de Bolívar y lo habían dejado solo en el proyecto utópico de sus últimos años. De modo que esta fue, pues, la oportunidad de honrar su memoria y de quedar en paz, cada quien, con su conciencia”.

Para el traslado de los restos del prócer caraqueño desde Colombia, se conformó una comisión encabezada por el ilustre médico y expresidente José María Vargas. Asimismo, el militar y geógrafo de origen italiano Agustín Codazzi recibió el encargo de adquirir en París la carroza fúnebre, el arco triunfal y los demás adornos que se utilizarían en la procesión fúnebre en Caracas.

Agustín Codazzi

Por otra parte, el antiguo edecán de Bolívar, Daniel Florencio O’Leary, gestionaría con el escultor italiano Pietro Tenerani la construcción de un monumento de mármol para albergar las cenizas del prócer y el intelectual y escritor Fermín Toro tendría a su cargo la redacción de la crónica oficial del evento.

Fermín Toro

Igualmente, el artista Carmelo Fernández, sobrino de Páez, inmortalizaría gráficamente el solemne traslado en 22 ilustraciones, de las cuales solo ocho han llegado hasta nosotros.

La Guaira: Ida y vuelta

El 13 de noviembre de 1842 zarpó de La Guaira la flota destinada a traer los restos del Libertador a Caracas, compuesta por la goleta “Constitución”, el bergantín “Caracas” y la corbeta francesa “Circe”. Posteriormente se les unirían el bergantín británico “Albatros” y el bergantín neerlandés “Venus”.

Los barcos llegaron a Santa Marta tres días más tarde. El 20 de noviembre, la comisión presidida por el doctor Vargas, junto sus colegas neogranadinos, se dirigió a la catedral basílica de la ciudad, donde los restos de Simón Bolívar descansaban desde diciembre de 1830.

Catedral de Santa Marta

La exhumación del prócer caraqueño tuvo lugar a las 5 de la tarde. Alejandro Próspero Reverend, médico de cabecera de Bolívar en sus últimos días y responsable de su autopsia, estuvo presente en el acto y certificó la autenticidad de los restos.

El 22 de noviembre, la flota venezolana con los restos partió de Colombia y tras 21 días de navegación llegó a La Guaira el 13 de diciembre. Los huesos de Bolívar descendieron a tierra el día 15 en medio de salvas de artillería, despliegue de banderas y la presencia de una gran multitud.

Embarque de los restos de Bolívar en Santa Marta.
Ilustración de Carmelo Fernández

El artista alemán Ferdinand Bellermann, testigo del evento, refirió que “el silencio, la seriedad y el orden con que se comportó aquí la clase baja del pueblo eran particularmente dignos de admiración (…) no se vio absolutamente ningún desorden y todo transcurrió mucho más decorosamente de lo que hubiera sido en Europa, de darse el caso”.

El militar alemán Johann Von Uslar, veterano de la batalla de Carabobo y bisabuelo del intelectual y escritor Arturo Uslar Pietri, contempló el desembarco de los restos de Bolívar y “el llanto más ardiente y expresivo bañó su severa faz”, en palabras de Fermín Toro.

1842
Johann Von Uslar

Recibimiento triunfal

Los huesos del Libertador pasaron la noche del 15 de diciembre en la iglesia de San Juan de Dios de La Guaira y a las 6 de la mañana del 16 empezó el traslado a Caracas, adonde llegaron a finales de la tarde. En medio de un fuerte aguacero, los restos fueron llevados a la capilla de la Santísima Trinidad (actual Panteón Nacional), donde pernoctarían esa noche.

La iglesia de la Santísima Trinidad, edificada a finales del siglo XVIII, había sido destruida por el terremoto de 1812. Las labores de reconstrucción avanzaban a un ritmo lento, por lo que junto a las ruinas de la iglesia se había construido la pequeña capilla en la que estuvieron durante una noche los restos de Bolívar.

Capilla y puente de la Trinidad. Obra de Ferdinand Bellermann

El desfile solemne por las calles de Caracas empezó la mañana del 17 de diciembre, cuando se cumplían 12 años del fallecimiento de Bolívar. A la entrada del desaparecido puente de la Trinidad se alzaba el arco triunfal de madera construido en París por orden de Agustín Codazzi.

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Arco triunfal erigido por la llegada de los restos de Bolívar a Caracas. Dibujo de Ferdinand Bellermann

El desfile solemne debía empezar a las 8. Pero, según explica Bellermann, “el carruaje estuvo listo apenas a las 11. Los corceles, que habían olvidado entrenar para el tiro, no querían tirar del carro, así que lo empujaron alrededor del arco, luego sacaron el cuerpo de la capilla y entonces el entusiasmo del pueblo se unió al carruaje y tiró de él; a los corceles los llevaron adelante”.

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El día estaba “claro y sereno”. La urna con restos de Bolívar se transportó en lo alto de una lujosa carroza fúnebre engalanada de negro, terciopelo morado, estrellas de plata, guirnaldas, rosetones y coronas. El vehículo era escoltado por veteranos y antiguos compañeros de armas del Libertador con Rafael Urdaneta a la cabeza.

1842
Carroza fúnebre del Libertador. Obra de Carmelo Fernández

La procesión fue multitudinaria, majestuosa y solemne. Las calles y fachadas de los edificios estaban decoradas con cortinajes de luto, estandartes, banderas y pabellones. “Casi parecería imposible, a no haberse visto realizado, suponer en una multitud tan variada en edad y condición un sentimiento tan marcado y tan uniforme del decoro y gravedad que requería la ocasión”, afirma Fermín Toro.

Al mediodía, el cortejo arribó a la iglesia de San Francisco, un lugar muy significativo en la vida de Bolívar, pues fue allí donde el Cabildo Municipal le otorgó el título de “Libertador” en octubre de 1813, tras el fin de la Campaña Admirable.

Iglesia de San Francisco de Caracas

En este templo tendría lugar el evento central de la jornada: las exequias del Libertador. El interior del santuario fue decorado suntuosamente para la ocasión. “Todo estaba colgado de negro”, dice Toro. Se construyeron tribunas en los costados de la nave central para albergar a las principales autoridades del país, entre ellas José Antonio Páez. Por doquier había escudos, estandartes, banderas y lujosas lámparas. La urna de Bolívar se colocó en lo alto de un gran túmulo cubierto de un velo de terciopelo negro y ubicado en el presbiterio, detrás del altar mayor.

Exequias de Bolívar en San Francisco. Obra de Carmelo Fernández

La misa empezó a la 1 y en ella se interpretó el célebre “Réquiem”, de Wolfgang Amadeus Mozart.

«Réquiem» de Mozart

Los restos de Bolívar estuvieron expuestos en San Francisco hasta el 23 de diciembre, cuando fueron depositados en el panteón familiar de los Bolívar, ubicado en la capilla de la Santísima Trinidad de la Catedral Metropolitana de Caracas.

Catedral de Caracas

Diez años e infinitos retrasos más tarde, el 28 de octubre de 1852, se erigió en dicha capilla el monumento fúnebre de mármol de Simón Bolívar tallado por el escultor italiano Pietro Tenerani y gestionado por Daniel Florencio O´Leary, como se explicó anteriormente.

Monumento fúnebre de Bolívar. Obra de Pietro Tenerani

Tanto los restos de Bolívar como el monumento de Tenerani permanecieron en la Catedral hasta octubre de 1876, cuando se los trasladó a la nueva iglesia de la Santísima Trinidad, convertida en Panteón Nacional dos años antes por el presidente Antonio Guzmán Blanco. Allí estuvieron durante casi 140 años y desde 2013 están en el nuevo mausoleo inaugurado detrás del Panteón.

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  • Excelente artículo, con información que no aparece en los libros escolares. Además de dar detalles novedosos sobre otros personajes importantes de esa época. Felicitaciones!

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