Acta de Independencia: Cuadro de Tovar y Tovar
El 5 de julio de 1811, a las 3 de la tarde y tras varios días de debates y una votación, el Congreso constituyente de Venezuela, a través de su presidente, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, proclamó la independencia absoluta de España.
La medida contó con el aval de 41 de los 42 diputados del congreso, quienes representaban a siete provincias venezolanas: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo.
El acto tuvo lugar en la capilla Santa Rosa de Lima, entonces perteneciente a la Universidad de Caracas (hoy UCV) y actualmente parte del Palacio Municipal de Caracas.
Contra lo que todavía suele creerse, ese día no tuvo lugar la firma del acta de independencia, sino su proclamación solemne. De hecho, en una sesión posterior aquel mismo 5 de julio, el congreso encargó la redacción del acta al distinguido jurista y diputado, Juan Germán Roscio, y al secretario del organismo, Francisco Isnardi.
El acta fue aprobada por el congreso el 7 de julio y presentada al poder ejecutivo el día 8. Los diputados estamparon sus firmas allí en el transcurso de los meses siguientes.
Ese escrito se perdió durante las turbulencias de la guerra de independencia y estuvo extraviado durante casi un siglo hasta 1907, cuando se encontró en Valencia el libro segundo de actas del Congreso de 1811 con el histórico documento, que actualmente se conserva dentro de un arca de bronce en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo.
Pintura de Juan Lovera
Uno de los testigos de aquellos sucesos de julio de 1811 fue el pintor Juan Lovera, quien en 1838 obsequió al Senado de la República su reconstrucción pictórica de la firma del acta de independencia. El óleo mide 97,5 x 138 centímetros y en su parte inferior el artista incluyó una franja con retratos en plumilla de los personajes del cuadro debidamente numerados para facilitar su identificación.
El cuadro de Lovera se encuentra actualmente en la capilla Santa Rosa de Lima, escenario original del hecho, junto a otra obra del mismo autor, “El tumulto del 19 de abril de 1810” (1837), retratos de próceres y piezas de arte colonial como el cuadro anónimo “Nuestra Señora de Caracas” y la obra “Nuestra Señora de la Luz”, de Juan Pedro López.
Décadas más tarde, le correspondería a otro gran artista criollo, Martín Tovar y Tovar, realizar la versión más conocida de los hechos de 1811, así como la que quizás sea la pintura más popular del arte venezolano.
La idea
Durante sus años de formación en París, Tovar y Tovar se empapó de la figura y logros de Francisco de Miranda, precursor de la independencia venezolana, héroe de la Revolución Francesa y uno de los firmantes del acta de independencia. El artista tuvo ocasión de ver el nombre de Miranda inscrito en el Arco del Triunfo de París y su retrato expuesto en el Palacio de Versalles.
Desde entonces, rondó en la cabeza del artista la idea de hacerle algún homenaje pictórico a Miranda, pero no encontraba la manera de abordarlo.
Posteriormente, a mediados de la década de 1870, Tovar se encontraba nuevamente en la capital francesa, trabajando en una serie de retratos de próceres venezolanos comisionada por el presidente Antonio Guzmán Blanco para el Palacio Federal Legislativo.
Cuenta el cronista Arístides Rojas que el artista asistió durante esos años a los tensos enfrentamientos políticos que sostenían el parlamento republicano francés contra el autoritario presidente del país, Patrice de Mac Mahon, hombre de tendencias conservadoras y simpatías monárquicas.
Esos incidentes políticos le dieron a Martín Tovar y Tovar la inspiración que buscaba: homenajear a Miranda en su rol de parlamentario, miembro del Congreso Constituyente de 1811 y firmante del acta de la independencia nacional.
El cuadro
Tovar se puso a trabajar y realizó varios bocetos preparatorios, que hoy son tan famosos como la propia obra final.
El presidente Antonio Guzmán Blanco, amigo y mecenas del artista, también se entusiasmó con la idea y en noviembre de 1881 le encargó formalmente pintar el cuadro, que tendría por título “El Constituyente de 1811” (aunque hoy se lo conoce mejor como “La firma del acta de independencia”), y el precio acordado fue de 40 mil bolívares de la época.
Al carecer de referentes visuales de los protagonistas del hecho, Tovar buscó retratos de dichas personas a través de una solicitud publicada en la prensa venezolana.
El enorme lienzo de 7x 4,8 metros estuvo concluido en 1883. Entre los personajes representados destaca Francisco de Miranda a la derecha del cuadro y vistiendo uniforme militar francés. Con respecto a esto último, Rafael Arráiz Lucca cita a los expertos Caracciolo Parra Pérez y Enrique Planchart, quienes consideran improbable que Miranda usara esa indumentaria en 1811, por lo que quizás se trate de una licencia de Martín Tovar y Tovar para honrar al personaje por su rol heroico en la Revolución Francesa.
Arístides Rojas refiere que Leandro Miranda Andrews, el casi octogenario hijo mayor del prócer, acudió al taller de Tovar y Tovar para contemplar el cuadro terminado y se conmovió hasta las lágrimas al ver retrato de su padre.
Trascendencia y epílogo
La “Firma del acta de independencia” de Martín Tovar y Tovar causó sensación en Caracas y obtuvo la única medalla de oro en la Exposición Nacional de Venezuela de 1883, uno de los eventos centrales de los festejos por el centenario del nacimiento de Simón Bolívar.
Según el historiador José Antonio Calcaño, el cuadro logró tal popularidad que el propio Tovar y Tovar dirigió en cierta ocasión una recreación de su pintura con actores. Asimismo, otra representación similar se hizo tras el fallecimiento del artista (1902), en el Teatro Municipal de Caracas con ocasión del primer centenario de la independencia de Venezuela en 1910.
El cuadro de Tovar y Tovar estuvo expuesto en la capilla Santa Rosa de Lima (junto a su hermano hecho por Juan Lovera) hasta 1976, cuando se lo trasladó a su ubicación actual: el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo.