Satisfaciendo antojo de donas en Caracas
¿No les pasa que a veces tienen un antojo de algo en específico y hacen hasta lo imposible por satisfacerlo? Les cuento que recientemente me sucedió; el antojo de donas no me dejaba dormir en paz. Entonces, una tarde decidí aventurarme a encontrar la dona perfecta: esponjosa, dulce y suave. Me recorrí Caracas entera consiguiendo el sitio que me ofrecería tal manjar (Okey, tal vez estoy exagerando y no recorrí toda Caracas, pero un poco de drama siempre es bueno) y por fin pude comerme la dona con la que tanto había estado soñando estos días, literalmente. Como yo siempre pienso en ustedes, decidí compartir mi experiencia comiendo donas en Caracas.
En mi aventura, solitaria y vagando por las calles de Caracas, me encontré en Santa Eduvigis, buscando un letrero que dijera “María Angelina, ven y satisface tu antojo de donas aquí” encontré, en un rinconcito al lado del hotel Pestana, un lugar llamado Krispy Donuts. Al parecer el lugar es bastante famoso, porque la cola llegaba casi hasta la calle, resumiendo así mi estadía en esta de aproximadamente treinta minutos. Mientras hacía la cola, vi muchos niños con sus padres y abuelos, complacidos y con la boca llena de chocolate de las donas que se estaban comiendo, además de muchas parejas en plan romántico.
Dentro de mis opciones, podía escoger entre donas grandes, donas mini y extra mini y bombas rellenas. Cuando llegué a la caja, decidí ordenar tres “mini donas” surtidas, porque debo confesar que se veían muy tiernas. La dona con glaseado de chocolate fue mi favorita porque sabía al famoso dulce llamado Pingüinito Marinela (que por cierto era, es y será mi dulce favorito por los siglos de los siglos) y a medida que la saboreaba era como si regresara a mi niñez. En definitiva, disfruté mi pasada por este maravilloso palacio de donas, y literalmente me comí las tres que había pedido en menos de diez minutos (en mi defensa,
Por obras del destino, me conseguí con una muy buena amiga mía, que también compartía mi deseo de donas, por lo que unimos fuerzas y decidimos seguir caminando para ampliar nuestro punto de vista donístico. Así fue que llegamos hasta Los Dos Caminos, muy cerca del otro lugar, a un lugar llamado Maxi Donas. Aquí disfruté de una dona esponjosa y fresca, lo único malo fue que ya tenía otras tres donas encima y creo que estaba a punto de darme un coma diabético. Lo bueno, es que sobreviví y me comí cuatro donas.
Nuestra aventura buscando donas en Caracas tuvo que terminar, por lo que únicamente visitamos estos dos lugares. Sin embargo, me propongo firmemente seguir con mi aventura y recorrer otras zonas de Caracas, para ver qué tipos de donas ofrecen por esos lares porque, si mi experiencia con sólo dos lugares fue así de exitosa, estoy ansiosa por seguir mi búsqueda de la perfecta dona caraqueña. Estoy segura de que cualquier caraqueño como yo, viva en la zona donde viva, tendrá a su disposión sitios interesantes y deliciosos para satisfacer su antojo de donas.
¡Coméntenme ustedes cuales sitios de Caracas son sus favoritos para comer donas!