La pincelada vasca que pinta Las Mercedes
Muchas veces se ha empleado el término Je ne sais quoi (un no sé qué) cuando hablamos de qué es lo que define la belleza de Caracas. Pero sería un disparate decir que no sabemos qué podría ser eso, porque sí lo sabemos. Es la variedad de culturas que viven y se manifiestan acá en su música, en su comida y en sus edificios; tanto en la silueta de la ciudad como cuando nos acercamos a cada una de sus calles y esquinas.
Una de las zonas que más nos gustan es Las Mercedes que, además de tener centro comerciales, restaurantes exquisitos y plazas de ensueño; también tiene algo que nos enamora siempre: la arquitectura vasca.
Todos hemos pasado frente a una de estas construcciones en algún momento. No son fáciles de ignorar, pues son bastante particulares y se distinguen de cualquier otra. Representan uno de los preciosos legados del pueblo vasco en nuestra ciudad, el cual ha formado parte de nosotros desde hace tiempo, por allá en la época colonial.
Pero tragedias como el bombardeo de Guernica y los desastres de la Guerra Civil Española incrementaron la cantidad de vascos en busca de refugio. Además el programa de inmigración de López Contreras de 1936 colaboró al llamado de extranjeros con el propósito de modernizar el país.
Todo estaba en a su favor, así que la gran mayoría hizo de Venezuela su hogar y un espectáculo de arquitectura.
Y es en el año de 1939 que este movimiento nombra a su líder. Llega a nuestro país Miguel Salvador Cordón. Un arquitecto de origen euskaro que adapta las construcciones típicas vascas al clima tropicalmente singular de Caracas, naciendo el estilo neovasco.
Claro que sin perder nunca la esencia del vasco, Salvador siempre conservó muchos detalles representativos que han permanecido intactos dentro de los diseños arquitectónicos de estas casas. Pues una de sus características es el amor por la tradición. Destaca el escudo en la parte frontal de la casa, que al principio eran originales de la época de Las Cruzadas, y el lauburo como un amuleto para protegerla del mal. Y por supuesto, muchas tenían y tienen la bandera euskara en su interior.
Salvador es el autor de más de cien residencias y oficinas en la ciudad. Tanto fue su trabajo acá que el presidente del Gobierno Vasco, José Antonio Aguirre, dijo que estaba “vasquizando” Caracas.
Es irónico el hecho que estas edificaciones de estilo rural hayan sido construidas en una de las ciudades más modernas de la época. Y no en cualquier parte, sino en Las Mercedes. Zona que también tiene su cuento.
Al comienzo de los años cuarenta, la familia Eraso, dueña de la entonces hacienda Las Mercedes, se asoció con el ingeniero mexicano Gustavo San Román para comenzar a urbanizar la zona. En el proceso, adivinen quiénes formaron no perdieron tiempo en participar: Los vascos.
Su mayor protagonismo se muestra en Las Mercedes, que se convirtió en una urbanización modelo a mediado de los 50. Algo así como una Beverly Hills caraqueña.
Tanto fue el éxito de estas edificaciones que luego llegaron más constructores, incluso de origen italiano, que imitaron su estilo en zonas como El Rosal, Campo Claro y San Bernardino. Ahora, ¿no les parece que son dignas de, además de una rápida mirada, de un poco de cariño?
Entre los edificios más emblemáticos del estilo neovasco están el Donosti, Vizcaya, Izarra, Bidasoa y Okendo.
Pero la más famosa era Gastizar.
La arquitectura estuvo de luto el 2 de diciembre de 2016, cuando la construcción Gastizar (conocida también como hermano de la construcción Donosti) fue demolida. Una pérdida trágica de una parte de nuestro patrimonio cultural.
Ver una de estas casas te transporta a otra época y a otro lugar. Cuando una «simple» casa es capaz de hacer eso, de repente se vuelve mágica. Y es esa magia la que La Guía de Caracas quiere hacerte sentir. En especial en una ciudad que esparce belleza y cultura en cada calle y esquina. Así es nuestra Caracas.
La amamos y a todo lo que la compone, y qué mayor orgullo que su arquitectura. Esta ciudad es nuestro hogar, seas de origen italiano, español, vasco, inglés o lo que sea. Así que cuídémosla en cada pincelada como la obra multicultural que es.
Por: Carla García Sánchez