La Siren La Ziren lanza su álbum debut
La Siren La Ziren es un ensamble musical, exótico y ecléctico de la actual escena musical venezolana, que surge en el encierro y desconcierto de plena pandemia en el año 2020, cuando lo inesperado suscitó un choque aplastante contra la inercia y la insensibilidad del día a día. Nace en ese tiempo apocalíptico que sirvió de caldo de cultivo para la concepción y desarrollo de ciertos proyectos artísticos maravillosos, que afrontaron el reto de abordar temas existenciales y filosóficos. La reciente peste de este siglo XXI, generó inmensos miedos, incertidumbres, dolores y ansiedades, pero también serios cuestionamientos sobre el sentido de la vida, y, por contraste, sucede una transmutación natural que da a luz en el arte a una efervescencia de propuestas sonoras, literarias, poéticas y teatrales inéditas, las cuales -cada una dentro de su peculiar concepto, estética y forma- apuestan por plasmar en su obra la exploración de asuntos del alma y sus recovecos, la hondura del ser humano desde el símbolo, la búsqueda de la sabiduría, de la libertad individual consciente y de lo que es invisible a los ojos. Aunado a este panorama, resurge la búsqueda del placer del aquí y ahora; época en la que las necesidades hedónicas cobran fuerza, en unos para refugiarse en placeres inmediatos y efímeros y, en otros, para recurrir al goce de la plenitud de lo artístico y, por ende, de su poder inmortal, catártico y transformador.
Dentro de esta oleada de significativa creatividad y expresión, se engendra La Siren La Ziren, que invoca a través de la figura simbólica de La Sirena, el llamado de la quimera, del poder femenino y de lo ancestral, combinando su poesía y literatura primigenia con música electrónica (Electronic & Progressive), canto lírico, canto popular, voces histriónicas y susurradas. Con base en este vórtice sonoro, la criatura híbrida emerge y va creciendo abarcando desde el pop hasta la música antigua, paseándose por distintos géneros como el drum and bass, el downtempo del trip-hop, dance rthythm, noise, melody & art, entre otros.
Andrea Ludovic, ingeniero electrónico y músico, y Janis Denis, cantante mezzosoprano, investigadora y licenciada en letras, son creadoras, compositoras y productoras de este proyecto que siendo novel, cuenta con la trayectoria y bagaje de las dos como prolíficas artistas de la vanguardia cultural del país. Una mutua e instantánea admiración por sus talentos, suscitada durante un concierto organizado por el legendario músico Miguel Noya, en el cual estuvieron participando como invitadas, las unió. En ese entonces – presentadas por el maestro Noya- comienza la emoción de una súbita amistad y el deseo indetenible de hacer música experimental para el disfrute y la realización interior, conjugando intensamente voz y máquina, máquina y voz, una dicotomía que para ellas se convierte en una impronta adictiva e imprescindible. Todas esas inquietudes y sentimientos particulares vividos en un momento tan desolador, encontraron terreno fértil en este enlace sorpresivo, a partir del cual se da rienda suelta e incansable a todo un proceso creativo y de producción como dúo hacedor. Diálogos, reflexiones, ensayos, sesiones audiovisuales, obras autogestivas, experiencias puertas adentro y en exteriores, nos regalan tres años después, su obra discográfica número uno.
Fundamentada en una suerte de Lyrical-tronic -como definen su estilo- La Siren La Ziren (LSLZ), electrizante bestia de dos cabezas, se vuelve manifiesto artístico e intelectual, para amalgamar y hacer convivir desde una óptica muy contemporánea, tendencias y ritmos musicales de distintas épocas de la historia, dándole preponderancia al bajo, al beat, al diseño sonoro y a la voz expandida. Tanto Andrea como Janis asumieron el desafío de romper esquemas e impulsar su propio modelo. Libres en su arte y custodias de él, con una tendencia futurista electrónica que incluye armonías y cadencias, cristalizaron esta ópera prima homónima en la que lo empírico y lo intuitivo fue determinante. Cada cual en su dinámica individual hizo posible la fusión de sus microcosmos; dos mundos dando aliento divino a un ecosistema fértil para la poesía sonora. Sin ataduras a estándares comerciales, compusieron cuidadosamente piezas de larga duración. Afrodita, Essere Nuda, Agua Viva, La peste, Platos Silence, Siren 5 y The Witch son los títulos de las siete canciones originales de este primer álbum: siete temas simbólicos escritos por Janis, con aroma surrealista y pinceladas de realismo mágico, inspirados en siete arquetipos femeninos griegos: Afrodita, Perséfone, Gea, Erinias, Atenea, Sirena y Hécate, respectivamente.
LSLZ desde su imponente testimonio electrónico y vocal, nos conecta de forma reveladora, única y subjetiva, con una parte del mundo mitológico griego antiguo. Sin la urgencia de lo cotidiano y de lo superficial, nos traslada en cada canción a paisajes multicolores muy seductores. Sosiego y agitación, calma y sobresalto, propician la escucha meditativa, pero también el baile desenfrenado y liberador. Espíritu introspectivo versus sacudón eléctrico. Con este pacto de gracia entre la curvatura y el rayo (La “S” y la “Z”) exploran la belleza, la sensualidad, la relación entre la luna y lo femenino, la desnudez, lo incognoscible, la fragilidad del ser humano, la fecundidad, el agua como vida y alegría, la sapiencia, la magia, la noche, lo sobrenatural, lo fantasmal, el hechizo y la muerte. Entre pieza y pieza se experimenta un majestuoso y pasional viaje a siete lunas, siete estados, siete estampas, siete deidades presentes en la psique y en el inconsciente femenino. Su correspondencia con lo sagrado y atávico es inexorable.
Hay paradigmas que sólo la música logra traspasar y abolir, pero no sólo en lo sensorial, también en los etéricos territorios del espíritu, este es el caso del dúo La Siren la Ziren, que disloca cualquier certeza del hecho sonoro, de la electrónica actual, incluso, la reconfigura. Descubrir propuestas musicales contrarias a los preceptos que los límites del mercado impone, es una invitación a emanciparnos del mundo y su homogénea autoridad. La Siren La Ziren nos arroja a ese reconfortante desbordamiento que la música electrónica ofrece en sus infinitas posibilidades, sin embargo, van más allá del beat y el tempo. Su cancionero pendula entre portentosas secuencias, en ocasiones acompasadas con guitarras, a la par de un lirismo con vestigios operísticos, barrocos, cantos y gritos étnicos, que nos guían por los parajes del corpóreo latir de lo vivo, del agónico y vivificante sentir del alma, de la tribulación que acecha, y de los arcanos de lo indescifrable. Sonido y misticismo en electrónica comunión, consumándose en una especie de dimensión atemporal desde un imperecedero ahora, auscultándonos, como en pugna sacudiéndonos en un trance mundano y a la vez supraterrenal. La Siren La Ziren no se puede categorizar, no es posible reducirle a una etiqueta ni a una ecuación matemática o a un sistema molecular, porque han resuelto su propia jerga sonora y artística, y es ahí, en lo inaudito, donde lo universal se manifiesta. He ahí su importancia y resonancia.
La portada del disco La Siren La Ziren que nos muestra dos sirenas dentro del mar, no solo traduce la sensualidad y la belleza de estas entidades mitológicas, también devela ese juego de niñas que Janis y Andrea emprendieron dentro de los peligros del mundo y del mar, para la transmutación y para la realización de lo femenino a través del arte. Las sirenas en esa inmensidad de las aguas, de las pasiones, cumplen el sueño que las mueve, conjurando un canto cósmico heredado, que es protesta y resistencia en sí mísmo frente el sectarismo artístico, por lo que se niegan a cargar con rótulos y clasificaciones que pudieran resultar esclavizantes. Hay un clamor por la autonomía íntima. El arte gráfico del álbum nos remite a ciertas pinturas prerrafaelistas que representaron otrora arquetipos femeninos. Es imposible, por ejemplo, no relacionar la imagen de La Siren La Ziren con El bebé terrestre de John Collier, pintura en la que una preciosa sirena posada en la orilla del mar, atrae con su canto hipnótico a una cándida niña que desnuda camina en la arena. Como si fuese su madre, la criatura marina invita a la niña a jugar, recordando que tiene voz y libertad. A propósito de este cuadro Janis expresa: “La Siren La Ziren de alguna manera fue un juego en el que se sanaron nuestras niñas internas, lo que nosotras hacíamos era jugar y expresarnos como niñas”. Ese es el referente que para ella simboliza este cuadro de Collier en el que se puede identificar la esencia de La Siren La Ziren. LSLZ es un lienzo que encara de una forma u otra el autorretrato pero también la otredad; un reflejo de una voz en otra, de una libertad en otra, de una acuosidad (Janis) en una electricidad (Andrea).
La densidad de la voz de Janis y la vigorosidad de los beats de Andrea logran una inigualable sinergia. La resignificación de lo femenino y sus cosmovisiones es la sustancia con la que La Siren La Ziren libra su épica. La música como signo para repensar la relación entre objeto, sujeto y espíritu, propiciando una nueva semántica, una desconocida articulación del lenguaje sonoro, en la que las concepciones filosóficas, poéticas y sobrenaturales se transfiguran. El hálito de lo femenino revelándose como una manera distinta de apreciar la existencia, trascendiendo las determinaciones biológicas y las diferenciaciones simbólicas que sobre la mujer se han erigido desde los albores de la humanidad. Y aunque todo lo que existe debería ser representado según cánones preestablecidos, La Siren La Ziren alude a lo que podríamos llamar la desrepresentación, ya que desenmascara al signo en su apariencia “natural” y lo evidencia como modelación cultural. La desrepresentación apunta hacia el registro de múltiples referencialidades que no pueden asumir una forma única debido a su capacidad constante de transformación.
Lo femenino y lo sagrado. Supone, pues, la condición mínima del sentido en la dualidad sí/no, uno/cero, ser/no ser. Entre lo santo y lo maldito, la mujer siempre ha sido relegada a esta última instancia. Incluso ha sido identificada con el Mal en sí, tal como afirmaban los inquisidores Kramer y Sprenger, autores de El martillo de las brujas : “Toda maldad es nada comparada con la maldad de las mujeres”. Ya desde los orígenes, Eva y Pandora representan la causa de todos los males que luego ha acaecido sobre la humanidad: La mujer es un ser impuro por su sangre menstrual, que tenía la capacidad virtual de contaminar a toda la comunidad, por lo que era incluso apartada de ella, pero también era impura por el hecho de gestar y alumbrar a un ser indefenso. En este sentido, La Siren La Ziren rediseña la esencia de la feminidad en todas sus variantes, conformando su propio discurso artístico por el cual desentraña sus propios misterios.
Para Ludovic, productora general del disco, el arte es una de las herramientas más importantes de la actualidad. Compone bajo la premisa de que las máquinas son moldeadas por el hombre y exhorta a que la utilización de las mismas sea en beneficio de la evolución de la humanidad y de sus valores civilizatorios como la amistad y el amor. Sueña con flexibilizar bordes, conceptos, constructos, cosas caducas. “Para mí el sueño es esa idea de barajar creativamente el mundo y dar un granito de arena para que así sea. Plantear futuros posibles positivos, que no sean de desesperanza. Me da ganas de expandir a través de la música ideas de apertura. Pienso que una de las energías más importantes de esta época es la música como movimiento para comunicar, para proponer y unirnos”. Dentro de sus agrupaciones influyentes en la música electrónica resalta a Chemical Brothers, Emika y Venetian Snares.
Por su parte, Denis que viene del canto africano y de la ópera, confiesa que la escucha consciente y contemplativa es una obsesión para ella. Afirma: “mi canto es una forma de statement, siento a La Siren yéndose a lo profundo de un chillido ancestral, develando el reclamo de muchos humanos que han luchado por el valor y el significado de la vida. Con La Siren, sueño con volver a poner en este territorio el arte en alto, como un lugar de transformación social profunda. Como un lugar de comunión, de ritual que necesitamos para que esto no se lo coma el sin sentido. Mi gran sueño es que la gente se vea en el espejo de todos estos creadores venezolanos emergentes que vienen con unos cuestionamientos increíbles. Acá hay demasiado arte gráfico, acá hay muy buena música. Ver un mundo alternativo a todo este mundo chatarra que está hecho para que te enganches, pero para que no reflexiones. Hay muchas cosas preestablecidas y no terminas de caer en lugares profundos o críticos”.
Uno de sus artistas influyentes es el maravilloso grupo musical británico-australiano, Dead Can Dance (fundado en 1981); su influjo en el disco es notorio en cuanto a lo vocal se refiere. De igual forma, menciona a Björk, a la ópera misma y también a la música tradicional afro venezolana, debido a que hay cosas que toma de la energía del tambor. Respecto a escritoras que admira, figuran tres gloriosas mujeres del siglo XX: la británica Virginia Woolf, significativa figura de la vanguardia modernista y del feminismo; la poeta y ensayista polaca Wisława Szymborska, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996, y la ucraniana-brasilera Clarice Lispector, periodista, autora de la novela Agua Viva, cuyo nombre fue utilizado como tributo para designar una canción del disco La Siren La Ziren.
De la mano del maestro Noya, llega al proyecto el reconocido guitarrista venezolano Darío Sosa, quien de forma magistral le imprimió al álbum un especial toque de rock experimental que viene cultivando desde sus primeras creaciones. Dentro de la complejidad sonora de La Siren La Ziren, los riffs de Darío le dan equilibrio al álbum y -como corolario- una característica única. Cabe resaltar por añadidura, el precioso trabajo de armonización de voces entre Denis (voz principal )y Andrea que se suma cantando en la mayoría de los temas. Estos arreglos de voces son un elemento muy atractivo por la dimensión tímbrica que aportan a las canciones.
Un octavo tema engalana esta producción. Se trata de un homenaje a la legendaria banda inglesa Supertramp, versionando su tema The Logical Song, que en palabras de su autor Roger Hodgson narra “la historia de inocencia e idealismo perdido” en la que se condena al sistema en general, por no dar la debida importancia al conocimiento y a la sensibilidad. Es curioso que cuatro décadas después, esta misiva de Hodgson cobre vigencia en la sociedad, amurallada por una industria mediática implacable, tal cual se puso en evidencia ante el fenómeno COVID 19. Con The Logical Song se estimula la reflexión al igual que lo hace La Siren La Ziren con su filosofía, a fin de ir más allá de las fronteras del sonido e impulsar la liberación de los espacios que habitamos con la repoetización del lenguaje y de lo artístico.
En septiembre de 2021, Andrea, Denis y Darío, llevan el proyecto a Sur Récords Studio, donde se encuentran con Oswaldo Rodríguez, su Director General, músico fundador de la emblemática banda “Surcarabela”. En esta casa productora musical se internaron hasta terminar el año pasado la producción, bajo la ingeniería de grabación de Oswaldo, con el que adicionalmente contaron como coproductor en cuanto a la dirección de voces y de instrumentos, e inclusive como ingeniero de mezcla. En esta etapa final de post producción, el mastering se hizo con Juan Carlos Almao. El resultado es una obra de altísima calidad.
No es fácil encontrar en estos tiempos música genuina y que además apueste por temáticas esenciales que contribuyan a la elevación del nivel cultural de la sociedad. Ante las corrientes dominantes y poco enriquecedoras en el campo de la industria musical, cuya balanza se inclina a la serialización y a la masificación, son muy importantes -en medio de tanta volatilidad y frivolidad- estas propuestas que se salen de lo común y que nos invitan a lo introspectivo. Rodríguez, quien es además sonidista en vivo de La Siren La Ziren, afirma: “Pocas cosas así están ocurriendo. Siento que es una banda necesaria ante las tendencias avasalladoras actuales, porque rescatan muchas cosas que se están perdiendo y crean un enfoque más interesante, más variado y cultural. Yo creo que esta obra discográfica musical de La Siren La Ziren es también teatral y literaria por todo lo que subyace en esta producción. La puesta en escena de los shows en vivo genera una suerte de encantamiento en el público, por la atmósfera musical que se crea. Todo se resume en algo ligero de escuchar, muy optimista con sus matices, que pone a bailar a la gente”.
Janis y Andrea se han concentrado en el concepto de su obra, sin embargo, consideran que la interpretación que cada persona haga es libre y, justamente, abren el campo a una pregunta tanto en lo musical como en lo simbólico. Están canalizando una energía para dar o consolidar un sentido de pertenencia: “Que la gente diga que La Siren La Ziren está hecha en Venezuela, para nosotras es un orgullo”.
El estreno del disco La Siren La Ziren, ha sido producto de un esfuerzo en equipo con un interesante sistema de comunicación grupal. Es preciso reconocer el aporte crucial de Franklin Baratxarte, productor general por más de 20 años de la famosa y querida astróloga Adriana Azzi. Franklin es el productor ejecutivo de La Siren La Ziren, figura fundamental y catalizador del proyecto; con su clarividencia, ha sido puente, asesor y bienhechor. Siente este significativo lanzamiento como la Irrupción de las Amazonas.
La agrupación ha venido presentándose en distintos escenarios del ámbito académico y cultural e iniciará este año su gira nacional. El disco estará disponible en todas las plataformas digitales a partir de este próximo 22 de julio y, a propósito de este estreno, darán un conciertazo este sábado en la plataforma cultural La Pared (Caracas – En El Pedregal – La Castellana) ¡IMPERDIBLE ESTA NOCHE PARA EMBRIAGARNOS CON EL HIPNÓTICO CANTO DE LAS SIRENAS ! (https://instagram.com/lasirenlaziren).
Nota de prensa por la periodista Karina Febles (Comunicadora Social UCAB): @karafebles – Directora General de @caracas_klandestina (agencia periodística, casa productora y audiovisual).