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Eduardo Blanco: novelista y cantor de héroes

Eduardo Blanco: novelista y cantor de héroes

Eduardo Blanco

Eduardo Blanco es una figura central de la cultura venezolana del siglo XIX. Escribió una de las primeras novelas de nuestra literatura, contribuyó de forma decisiva a consolidar el mito de la gesta independentista y posó para un cuadro central de la pintura nacional.

Inspiración en la guerra

Nacido en Caracas el 25 de diciembre de 1838, Blanco siguió la carrera militar y llegó a ser nombrado edecán de José Antonio Páez, prócer de la guerra de independencia y dictador y jefe supremo del ejército conservador durante la Guerra Federal de 1859-1863.

Acuarela con escena de la Guerra Federal

Durante esta contienda, tuvo lugar un célebre episodio que definió la vocación literaria de nuestro autor. En un intento de llegar a un acuerdo que pusiera fin a las hostilidades, las partes en pugna, encabezadas por Páez y Juan Crisóstomo Falcón, jefe militar del bando federal acordaron encontrarse en una localidad cercana a la llanura de Carabobo, donde había tenido lugar la batalla decisiva de la independencia venezolana cuatro décadas antes y en la que Páez se había desempeñado como comandante de la primera división del ejército patriota.

Imagen actual del campo de Carabobo

La reunión tuvo lugar el 8 de diciembre de 1861 y aunque no cristalizó en ningún acuerdo, hubo gran cordialidad entre los participantes. En cierto momento José Antonio Páez, de 71 años, se inspiró en el paisaje que lo rodeaba y empezó a narrar los detalles de la gran batalla ocurrida allí. Lo hizo con tal emoción que Falcón tomó del brazo a Blanco, quien asistía al evento como edecán de Páez, y le susurró: “Joven, está usted oyendo la Ilíada de los propios labios de Aquiles”.

Juan Crisóstomo Falcón

Esas palabras impactaron profundamente en Blanco, entonces de 22 años, y fueron el germen de la obra maestra que escribiría un par de décadas después.

Consagración literaria

En 1863, con la Guerra Federal en fase terminal, Eduardo Blanco solicitó su baja como edecán a Páez y renunció para siempre al mundo militar. El caudillo llanero manifestó gran “sorpresa y pesa” por la decisión de quien ya consideraba un hijo.

José Antonio Páez

Tras el fin de la guerra, Blanco partió a Europa y vivió en Italia, Francia y España hasta 1870, cuando regresó a Venezuela convertido en escritor. Sus primeras obras, como las novela “Vanitas Vanitatum” (1874) y “Una noche en Ferrara” (1875), así como el cuento “El número ciento once”, no han gozado del favor de la crítica criolla, que suele considerarlas “afrancesadas” y poco venezolanas. No obstante, tienen el mérito nada despreciable de estar entre las iniciadoras del género fantástico en nuestra literatura.

Distinta suerte corrió la que generalmente se considera la obra maestra de Eduardo Blanco, derivada de aquellas palabras de Juan Crisóstomo Falcón en la llanura de Carabobo: “Venezuela heroica”, una evocación épico-lírica de los principales combates de la independencia venezolana.

Eduardo Blanco
Edición centenaria de «Venezuela heroica»

La primera edición se publicó en 1881 y la edición definitiva en 1883. El libro consta de diez descripciones de batallas nacionales (La Victoria, San Mateo, Sitio de Valencia, Maturín, Invasión de los 600, La Casa Fuerte, San Félix, Matasiete, Las Queseras y Carabobo) y de una “invitada internacional”: la batalla colombiana de Boyacá.

Desde su primera publicación, “Venezuela heroica” fue un éxito de ventas y se consolidó como el relato por excelencia de la gesta independentista nacional y el culto a los héroes, con todas sus consecuencias positivas y negativas. La primera edición incluso contó con un entusiasta prólogo del poeta cubano José Martí, quien aseveró al respecto: “He aquí el premio natural del maestro a su discípulo, del padre a su hijo. Todo hombre debe escribirlo, todo niño debe leerlo, todo corazón honrado, amarlo. De ver los tamaños de los hombres, nos entrar deseos irresistibles de imitarlos”.

José Martí

Dice asimismo el historiador Elías Pino Iturrieta: “Blanco narra las batallas de la independencia tratando de presentar a sus protagonistas como figuras de una estirpe de soldados excepcionales, debido a cuyo sacrificio se realiza una de las gestas medulares de la historia universal. La sugestiva construcción de escenas bélicas y la manera de mostrar a sus capitanes desembocan en una pintura mitológica que ofrece un aliento vigoroso al culto de los héroes”.

Igualmente, el libro de Blanco fue quizás una influencia decisiva en la célebre “Batalla de Carabobo” del pintor Martín Tovar y Tovar, que desde 1888 decora el interior de la cúpula del Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo de Caracas.

«Batalla de Carabobo», de Martín Tovar y Tovar

Novela pionera, pintura y descendencia

En 1882, Eduardo Blanco publicó su otra gran obra, “Zárate”, la historia de un bandolero ficticio ambientada en los Valles de Aragua en 1825, cuando Venezuela formaba parte de la Gran Colombia. Aunque no es la primera novela venezolana (ese honor le corresponde a “Los mártires” de Fermín Toro, publicada en 1842) a menudo se la considera la primera obra novelística de tema genuinamente nacional de nuestras letras.

A juicio de Arturo Uslar Pietri, “los diálogos (de “Zárate”) son en gran parte falsos y declamatorios. Muchas de las situaciones son melodramáticas. Pero ya hay allí buena copia de personajes de la tierra vivos y vistos, y el ambiente es en gran parte verdadero”.

Ver también
Manolo Monterrey, El Ciclón Antillano

Eduardo Banco compaginó la creación literaria con la labor académica y política. Fue miembro fundador de las Academias venezolanas de la Lengua (1883) y de la Historia (1888). También fue nombrado individuo correspondiente de Real Academia Española en 1882.

En 1896, Blanco posó como modelo para “Miranda en la Carraca”, el cuadro más famoso de su amigo, el pintor Arturo Michelena, y quizás la obra más popular del arte venezolano.

«Miranda en la Carraca», de Arturo Michelena. Eduardo Blanco posó para el cuerpo del prócer

Igualmente, nuestro autor se desempeñó como Ministro de Relaciones Exteriores (1900-1901) y Ministro de Instrucción Pública o de Educación (1890-92 y 1905-06). Durante su desempeño en este último cargo consideró que las cuatro universidades que entonces había en Venezuela eran demasiadas, por lo tomó la polémica decisión de cerrar las universidades de Zulia y Carabobo. Ambas casas de estudio no serían reabiertas hasta 1946 y 1958 respectivamente.

Eduardo Blanco
Eduardo Blanco (derecha) durante el gobierno de Cipriano Castro

La noche del 28 de junio de 1911, Eduardo Blanco fue homenajeado como “cantor nacional” en una gran velada artístico-literaria celebrada en el Teatro Municipal de Caracas, con la asistencia de las más importantes personalidades políticas y culturales del momento.

Teatro Municipal de Caracas

Menos de un año después, el 30 de junio de 1912, el autor de “Venezuela heroica” falleció a la edad de 73 años. Entre sus descendientes destaca su sobrino, el también escritor Rufino Blanco Fombona,

Rufino Blanco Fombona

Y su tataranieta, la líder política María Corina Machado.

María Corina Machado
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