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En el Hotel Tamanaco continúa la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

En el Hotel Tamanaco continúa la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

El no sé qué artístico

Gran cantidad de público ha logrado disfrutar dentro de la Galería Tamanaco del Hotel Tamanaco en Caracas, la exposición: “El no sé qué artístico”, una muestra de 50 obras pictóricas de la artista plástico venezolana Filomena Petrucci. Esta es la exposición individual número 13 para Petrucci, quien ha paseado su talento por reconocidas galerías del país, así como en Estados Unidos, Brasil, España e Italia.

En “El no sé qué artístico”, la artista plasma la emoción en un momento y circunstancias determinadas, a través del colorido y de las texturas que imprime con su carácter personal y único. Posee un gusto exquisito y una gran sensibilidad.

En el Hotel Tamanaco continua la exposición "El no sé qué artístico" de Filomena Petrucci
En el Hotel Tamanaco continua la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

Según el profesor Orlando Campos, encargado de la curaduría de la exposición, “se puede percibir una armonía indescriptible en cualquier estilo de Filomena Petrucci, pues pone siempre un toque mágico sentimental. Impone en sus obras matices de calidez, de personalidad y de fuerza, que dan al espectador la sensación de vida. Hay calor e intimidad en cada cuadro.

El no sé qué artístico
En el Hotel Tamanaco continua la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

Ella considera que, mezclando con criterio técnicas artísticas y elementos variados, se pueden lograr trabajos espectaculares como en efecto los espectadores lo podrán apreciar”. La exposición “El no sé qué artístico” estará abierta al público hasta marzo de 2022 y puede ser visitada de lunes a domingo.

Beneficios de la experiencia de ocio Estético

Según nos explica María Luisa Amigo Fernández de Arroyabe, Catedrática de Filosofía Doctora en Filosofía y Letras Universidad de Deusto: La experiencia de ocio estético nos proporciona una nueva forma de ver que tiene una función descubridora. Las obras de arte colaboran en nuestra propia formación, transformando nuestra mirada, ahondándola, modificando nuestra perspectiva, situándonos en el punto de vista de los otros.

El arte descubre y anticipa la realidad, contrastando conductas, actitudes, valores. Sus imágenes son un ámbito de conocimiento y comunicación. Nos invitan a profundizar en el descubrimiento del mundo, interrogándonos sobre la realidad. El artista crea una forma que nos invita a compartir y con ello a enriquecer la experiencia. Muestra imágenes de la vida captada en las categorías existenciales que delinean al hombre.

Su construcción imaginaria se compromete en un decir sobre el ser humano que ilumina nuestra realidad, en un horizonte de comprensión compartido por todos. Más allá de la dimensión lúdica, la experiencia estética de ocio se enmarca en una dimensión creativa valiosa para nuestro desarrollo personal.

Filomena Petrucci
En el Hotel Tamanaco continua la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

En un segundo punto titulado: Arte y Valores, la Dra. María Luisa Amigo Fernández de Arroyabe, expresa: Podríamos empezar recordando que el arte se ha considerado en la esfera de los valores estéticos. La tradición occidental ha vinculado el arte a la belleza y a la armonía. Pero con el tema que planteo no me refiero a esa dimensión estética reconocida, ni voy a entrar en ella. Me refiero más bien a la capacidad que tienen las obras de arte para ser portadoras de valores y para desarrollar valores en el receptor que las acoge. Eso significa que las obras de arte, aunque se sitúen en el horizonte de los valores estéticos, despliegan su riqueza hacia otros valores de gran interés para el desarrollo personal.

El arte muestra de una manera intuitiva formas portadoras de valores, creados por una persona, el artista, para otra, el receptor. Esto nos sitúa en una perspectiva comunicativa. En la experiencia estética realizamos diferentes operaciones sensibles e intelectuales, pero, sobre todo, estimamos o desestimamos, en otras palabras, valoramos. Esto no significa que inventemos subjetivamente los valores del arte, sino que los descubrimos en esa relación y que en ella o a partir de ella se desarrollan.

En el Hotel Tamanaco
En el Hotel Tamanaco continua la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

De modo que estoy situando el tema en un horizonte integrador en el que las formas estéticas nos abren a valores de otra índole, cognitivos, antropológicos, sociales y, sobre todo, éticos. En segundo lugar, he destacado que esos valores se hacen patentes en una relación entre la obra y el receptor; esta relación comunicativa posibilita el descubrimiento de los valores encarnados en las formas y converge en el desarrollo de otros valores en la persona. Pero, en tercer lugar, es necesario concretar en qué sentido estoy utilizando la palabra valor en este enlace de arte y valores.

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Esta cuestión se desprende, en cierto modo, del punto anterior. Utilizo el término valor en el sentido de humanizar o de favorecer el desarrollo humano, es decir, de todo aquello que potencia a las personas que son seres valiosos en sí mismos, en sentido kanteano. Desde esta perspectiva los valores del arte, aunque no sean específicamente morales, adquieren esta dimensión en la medida que se integran en una forma de desarrollo específicamente humana. Estamos hablando de la persona y su desarrollo y, por tanto, de todo lo que la humaniza, contribuyendo a su riqueza personal, como ya destacó Schiller.

En el arte hay un campo inagotable que puede enriquecer nuestra vida; por su inmensidad y fecundidad siempre podemos volver a él con la certeza de descubrir nuevas oportunidades para desplegar nuestra acción de una manera creativa. Intentemos, ahora, concretar un poco más de qué estamos hablando.

Filomena Petrucci
En el Hotel Tamanaco continua la exposición «El no sé qué artístico» de Filomena Petrucci

Las actividades estéticas que elegimos por su propia motivación intrínseca, por el gusto de llevarlas a cabo sin buscar otra meta que su propia vivencia, nos ayudan a forjar nuestra vida personal, realizando un ocio creativo que genera estados de armonía, de satisfacción y de disfrute. Este es el primer beneficio que obtenemos con la vivencia del arte; son experiencias positivas que nos proporcionan un sentimiento de bienestar y de alegría.

Por eso volvemos a ellas y tendemos a repetirlas. Sólo por esta dimensión podríamos decir que el encuentro con el arte es un valor positivo deseable para la vida humana. Ahora bien, además de este beneficio psicológico en el arte podemos encontrar valores específicos que contribuyen al desarrollo de la sensibilidad, la inteligencia y la conciencia. Fuente: http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1518-61482009000200003

Para mayor información sobre la exposición «El no sé qué artístico», pueden seguir en Instagram: @hoteltamanaco @galerianiela

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