La historia de la Hermandad Gallega
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En la década de los cincuenta cuando el boom petrolero acaparó la atención mundial. Venezuela, un país cafetero hasta entonces, se convertiría en una de las naciones más importantes en producción y exportación de este mismo. No obstante, a 15 días en barco, los españoles y en específico muchos gallegos los cuales empezaban a salir de su país, parte importante de ellos dejando mucho detrás, y al llegar a Venezuela necesitaban reconectar entre ellos y por eso se fundó la Hermandad Gallega.
La pequeña Galicia en Caracas crecía, ya con miles de ellos en Venezuela surgiría una necesidad de avivar sus costumbres, relatar sus anécdotas, presentar y mantener vivas sus costumbres buscando sentirse más cerca de su tan añorada Galicia. Todo ello llevó a que la mayoría de los gallegos se asentaran en urbanizaciones específicas para esos fines, La Candelaria y La Florida; ya para la década de los 60 existían tres centros importantes en la capital que eran, Lar Gallego, Centro Gallego y Casa Galicia, los cuales aún en la diferencia de pensamiento que existía entre ellos, lograron converger en un objetivo y unir fuerzas y así formar el 12 de octubre de 1960 La Hermandad Gallega de Venezuela, fusión de los tres antiguos recintos.
Tras lograr esta gran unión, las ambiciones fueron creciendo, el trabajo era arduo pero muy grato. Las instalaciones de la Hermandad Gallega, que anteriormente eran de un club llamado Casa Blanca, se empezaron a remodelar, reproduciendo la arquitectura y diseño de la añorada Galicia de sus fundadores. Como característica principal se puede apreciar el arte mampuesto que atinaron los constructores para dar un ambiente más acogedor y hacerles sentir como en casa. Las grandes columnas de piedra, material irreemplazable para un gallego, así como, la madera de Carballo. Con tan solo entrar se siente tranquilidad y frescura, una plaza con las estatuas de Santiago de Compostela, Simón Bolívar y Jesús crucificado resumen la vida de un inmigrante que nunca perdió su identidad. Logran un espacio donde en un solo lugar convergen todas las actividades y necesidades del día a día.
Las personas que quieran sentirse como en Galicia o que sientan nostalgia de esta hermosa región de la península ibérica, pueden acercarse a esta pequeña burbuja encapsulada en el valle capitalino. En este lugar pueden degustar los sabores de esta tierra. No queda más que decirles “Benvido a Galicia!”.
Información tomada de: https://www.lahermandadgallega.gal/