«Mi hijo suplente», atendiendo los afectos

Dicen que cuando se cierra una puerta, en algún lugar se abre una ventana, y este parece ser el caso de muchas ideas que han encontrado su oportunidad de nacer y crecer en la nueva realidad del país. Una de ellas es «Mi hijo suplente», un emprendimiento que se ocupa de atender los afectos de los que están lejos.

Funcionan en Caracas brindando asistencia al adulto mayor en sus actividades diarias. Su intención es trasmitir el cariño que falta cuando los familiares no están cerca, ya sea acompañándolos al médico, a la farmacia, a hacer las compras, a tomarse un café o al teatro e incluso visitándolos en su casa solo para hacerles compañía y conversar con ellos.

Todo nació de una idea de la psicopedagoga María Gabriela Chalbaud al identificar una carencia entre conocidos y amigos de su madre, adultos mayores que estaban solos: un grupo que necesitaba apoyo, que tenía necesidades emocionales y logísticas.

Comenzó de manera informal, una ayuda, luego decidió convertirlo en un modelo de negocios y para eso, conjuntamente con dos socios, Yanet Calderón y Mauricio Arcas, se preparó. Presentó su proyecto y fue becada por el IESA para aprender a organizar esa idea y sentar las bases que le permitirían crecer.

Aunque la idea se transformó en una pequeña empresa, la motivación no ha cambiado: “Queremos que nos vean como un amigo de su hijo, de su nieto, de su sobrino que está haciendo lo que su familiar cercano no puede hacer”, explica Chalbaud, para agregar que las cinco personas que conforman el equipo de “Mi hijo suplente” han sido entrenados en esa filosofía de brindar el cariño, la familiaridad, y el trato cordial. “Que no nos vean como una empresa de servicios que viene hacer algo y se va”.

¿Cómo funciona?

Generalmente el servicio lo contrata un familiar y el beneficiario es el adulto mayor, aunque no siempre es el caso. “Ve cómo está mi mamá o mi tía porque ella me dice que está bien, pero yo la siento diferente, no quiere salir o se queja muchísimo” es el tipo de mensajes que Chalbaud reciba a diario, ya que por más que existan videollamadas y que la tecnología reduzca la distancia, algunas veces los abuelos “necesitan esa cercanía, conversar con una persona frente a frente y tener ese contacto más cercano”.

Después de cada visita, un reporte es enviado, ya sea vía Whatsapp o por correo electrónico, al familiar, en el que detallan si algo les llamó la atención, si vieron al abuelo triste o si les falta algo en la despensa y hacen una recomendación “porque quizás nosotros vimos cosas que tu familiar no te va a contar”.

Remando Juntos

“Mi hijo suplente” participó en el Concurso Ideas de 2019 y quedó entre los 60 semifinalistas de 462 proyectos presentados, lo que les ratifica que hay gente haciendo cosas buenas y muchas opciones que explorar siempre y cuando exista la flexibilidad de ver tu propia profesión y colocarla en un espectro más amplio. “No anclarte a lo que tú sientes has hecho. Empezar a pensar qué otras habilidades tienes, qué te gusta hacer y cómo eso puede transformarse en un beneficio para otros que sea sustentable”.

“Tengo la satisfacción de que estamos haciendo algo para remar, para ir hacia adelante a nuestro propio ritmo. No estamos en eso de acostumbrarse o de decir no me gustan cómo están las cosas o simplemente quejarme, sino haciendo algo que puede aportar”.

Al trabajar con adultos mayores, nunca faltan las enseñanzas y las anécdotas, como el señor Ramón, de 90 años, que les dijo una vez a sus acompañantes que el secreto para seguir joven es nunca dejar de aprender y nunca darse por vencido, que siempre hay que insistir.

E insistir está en sus planes. A mediano plazo esperan poder crecer hacia otras ciudades como Maracay y Valencia, pero eso dependerá de cómo les vaya en el mercado caraqueño, estudiando qué otras cosas hacen falta que puedan proveer.

Puedes encontrarlos en Instagram o en Facebook, a través de la cuenta “mihijosuplentevzla”.