Diseñador Álvaro Sotillo fue distinguido con la Orden UCAB
Álvaro Sotillo nació en Caracas en 1946. Con 77 años de edad, el diseñador gráfico es el hombre detrás del diseño de 140 obras editoriales, entre libros, fotolibros y catálogos. Formado en artes plásticas aplicadas en la Escuela Cristóbal Rojas y en diseño gráfico en el Instituto de Diseño Neumann (ambos ubicados en Caracas), es miembro fundador del Instituto ProDiseño y, desde 1997, forma parte de la Alianza Gráfica Internacional (AGI).
Catalogado como uno de los principales referentes en el área en Venezuela, en 2005 se convirtió en el primer y único latinoamericano en recibir el Premio Gutenberg, galardón otorgado desde 1959 por la alcaldía de la ciudad de Leipzig (Alemania) a personalidades e instituciones de todo el mundo que «prestan servicios destacados y ejemplares al avance de las artes del libro», según se lee en la página web de la institución.
En honor a sus más de 50 años de trayectoria profesional y docente, el miércoles 3 de abril las autoridades de la UCAB concedieron a Álvaro Sotillo la Orden Universidad Católica Andrés Bello, máxima distinción académica de la institución.
En el acto de entrega -realizado en el Laboratorio Experiencial de Arquitectura- estuvieron presentes, además de los miembros del cuerpo rectoral, el director de la Academia de Diseño UCAB-ProDiseño, Jaime Cruz; el director de la Escuela de Arquitectura UCAB, José Humberto Gómez, así como un nutrido grupo de invitados, entre profesores ucabistas, profesionales del diseño, representantes del ámbito culturaly familiares y amigos del homenajeado.
La secretaria de la UCAB, Magaly Vásquez, leyó el acta en el que se resumen las razones por las cuales se le concedió la distinción a Sotillo. Entre otros considerandos, citó sus contribuciones a la proyección internacional de Venezuela a través del diseño de libros, catálogos, estampillas conmemorativas y otras manifestaciones.
También mencionó su labor como un «notable promotor de la cultura y el desarrollo académico como miembro fundador de la editorial AlterEgo, de la Escuela de Comunicación Visual ProDiseño, asesor y responsable del Centro de Arte la Estancia y fundador del Laboratorio Tipografía de Caracas», así como sus numerosos premios en países como Alemania, Argentina y Perú, entre otros.
SIN NOSTALGIA POR EL PASADO
Tras recibir la medalla y diploma correspondientes a la Orden, Sotillo dijo sentirse «muy honrado como representante de un oficio y testigo de una historia», luego de recordar a personalidades que, como el poeta Rafael Cadenas, han recibido esta condecoración.
En su discurso de aceptación, hizo un repaso por la evolución del diseño gráfico, desde la época analógica en la que se formó y desarrolló buena parte de su trabajo, a la era digital en la que le toca trabajar a las nuevas generaciones. Apuntó que el reconocimiento ucabista es un aval para la disciplina que ha ejercido y promueve desde las aulas y los estudios de trabajo.
«Quizás la tecnología ha hecho que los diseñadores y diseñadoras en este momento se encuentren más ensimismados y más habituados al trato virtual. En los años de mi formación -y los posteriores- cuando diseñábamos analógicamente, el diseño se desempeñaba en entornos especializados interdependientes. En ese ambiente de compromiso con la excelencia, mientras se profundizaban nuestros conocimientos y desarrollaban nuestras destrezas, al mismo tiempo se consolidaba el sentido gremial y florecía entre nosotros familiaridad. No tengo nostalgia, los de ahora son otros tiempos y el ser humano siempre encuentra la manera de hermanarse. También siento que este reconocimiento es importante para la propia disciplina del Diseño, porque se le ha otorgado algo académico, algo que se ve confirmado en la alianza que estableció la UCAB recientemente con la escuela ProDiseño para abrir sus puertas a su casa de estudio. Me parece una obligación hacer un espacio para manifestar mi admiración a la UCAB, por la agudeza que tiene para medir los tiempos y darle cabida no solo a la Academia de Diseño, que se vio afectada por el dramático momento que vivimos como país, sino también con la Escuela de Arquitectura y las Academias de Gastronomía, Moda y Deportes Electrónicos».
Sotillo también mencionó que pertenece a una generación que ha sido testigo y partícipe de la historia del diseño gráfico en Venezuela. Recordó que cuando comenzó su preparación en el Instituto Neumann todavía era abstracto el concepto de lo que implica ejercer la profesión, pero recalcó la conciencia que adquirió con el trabajo y diálogo promovidos por los maestros que lo formaron.
«Déjenme decirles que, a la edad que tengo, me sigo sintiendo más como un estudiante que como un profesional», apuntó sobre su pasión por aprender.
HONORES A UN MAESTRO Y A UNA DISCIPLINA
La curadora de arte, docente ucabista, investigadora y filósofa Carmen Alicia Di Pasquale ofreció unas palabras en honor a Sotillo. Entre otros asuntos, resaltó su destacada trayectoria y cómo el «pensamiento reflexivo» de su trabajo «nos hace pensar en temas globales y algunas capas importantes de la cultura del país, al menos de la visual, discursiva y la editorial». También refirió cómo el diseño gráfico se extiende por diferentes áreas del saber.
«El otorgamiento de la Orden Universidad Católica Andrés Bello a este maestro diseñador es un paso más en la inserción social de la disciplina del diseño ya que él es, ante todo, un gran promotor de esta práctica (…) La importancia de estos reconocimientos resulta en el pensamiento del diseñador: desde lo técnico hacia lo cultural, un cambio que queda subrayado hoy en Caracas por el lugar que nos reúne a todos», señaló Di Pasquale.
El rector de la UCAB, Arturo Peraza, S.J., también ofreció unas palabras en honor a Sotillo y confesó «reconocer en él algunos aspectos que uno quiere para la universidad».
«La realidad, por lo menos vista desde el ser humano, es algo que construimos, que hacemos; una creación, en definitiva. Y juega con el fondo y la forma, que no están divididos sino que son una misma realidad. Y cuando uno está delante de eso, el diseño juega un papel fundamental: es poder crear sujetos porque no estás creando algo fuera de ti, sino que estás hablando de ti, y vas descubriendo que en medio del caos se puede componer o recomponer el orden (…) Queremos ser un espacio para la creación, tenemos que recrear el país, comenzando por nosotros. Yo quiero agradecerle a Álvaro Sotillo por lo que hizo, por romper formas y maneras para abrir otras oportunidades. Quizás eso nos enseñe lo que hoy tenemos que hacer en el contexto venezolano», acotó el sacerdote jesuita.
La ceremonia culminó con una breve intervención musical a cargo de la soprano Annelia Hernández y el arpista Gerardo López. El dúo de artistas interpretó una selección de piezas del compositor franco venezolano alemán, Reynaldo Hahn (1874-1947).
SOTILLO: UN DISEÑADOR EXCEPCIONAL
La formación de Álvaro Sotillo comenzó en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas en el área de Artes Aplicadas y en el Instituto de Diseño Neumann. Sin embargo, gran parte de su experiencia surgió gracias al trabajo realizado con el italiano Nedo Mion Ferrario y el alemán Gerd Leufert, considerados dos de los pioneros del diseño gráfico en Venezuela. Posteriormente, fue diseñador y curador del Museo de Bellas Artes y la Galería de Arte Nacional.
Años más tarde, y de la mano con Leufert y Miguel Arroyo, creó el grupo editor AlterEgo. En 1990 -junto con otros profesionales del área del diseño gráfico- fundó ProDiseño, donde se desarrolló como docente.
A lo largo de su carrera, se encargó del diseño de diversos catálogos de exposiciones de arte, así como de revistas y libros como Ictiología marina (1980) de Fernando Cervigón; Diccionario de Historia de Venezuela (1998 y 1997); Diario de un diplomático británico en Venezuela 1825–1842 (1997); Biodiversidad en Venezuela (2003); GeoVenezuela (2007), Geohistoria de la sensibilidad en Venezuela (2007) y Agua en Venezuela: una riqueza escasa (2015), todas publicaciones de Fundación Empresas Polar.
Con AlterEgo diseñó los fotolibros Retromundo (1986) y Más acá del más allá: 28 fotografías de Vieri Tomaselli. Y junto a otras editoriales fue responsable de La Gran Sabana (1985), con fotografías de Karl Weidmann; Islas de Venezuela (1990) con fotografías de Paolo Gasparini; y Caracas (1988), con fotografías de Gorka Dorronsono y textos de José Ignacio Cabrujas.
Entre otras muestras, Sotillo participó en la cuarta Bienal Internacional de Cartel Cultura y la novena Bienal de Diseño Gráfico. También en la Segunda Exposición Anual del Libro (Caracas, 1980), donde obtuvo el premio al Mejor Libro por Los niños de aquí, así como en las ediciones de 1981, 1985, 1986, 1987, 1988 y 1989.
Antes de recibir el Premio Gutenberg en 2005, un total de 15 libros diseñados por Álvaro Sotillo fueron reconocidos en Leipzig, Alemania.
«El primero fue Breve historia del grabado en metal, en 1975 -que a la postre es la segunda publicación impresa venezolana en alcanzar un diploma, pues le antecedió Imposibilia, de Gerd Leufert-. Mucho más adelante, la primera edición del Diccionario de Historia de Venezuela, de la Fundación Polar, alcanzó una medalla de oro, mientras que la segunda edición obtuvo la ‘Letra de oro’», se lee en una semblanza publicada en el portal Simbold.
En 2013, en Caracas, la alcaldía de Chacao le dedicó la quinta edición del Festival de la Lectura. Por ese motivo, entre otras actividades tuvo lugar la exposición en su honor, titulada «Los Tiempos de cada libro»,en la Biblioteca Los Palos Grandes. Allí se exhibieron 11 de sus publicaciones más resaltantes.
Actualmente, Sotillo trabaja en su estudio VACA y en el Laboratorio de Tipografía de Caracas.
Texto: Grace Lafontant – Fotos: Manuel Sardá