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«Popule Meus»: la música de la Semana Santa

«Popule Meus»: la música de la Semana Santa

Popule Meus

La Pasión y muerte de Cristo han inspirado desde hace siglos a los más grandes compositores de todos los tiempos: misas, motetes, pasiones, oratorios y un larguísimo etcétera destacan entre las piezas que las más altas cimas musicales de todos los tiempos han dedicado a la Semana Santa.

La primera gran generación musical venezolana de la época colonial, agrupada en la llamada “Escuela de Chacao” a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, dedicó sus mejores partituras a conmemorar la crucifixión de Jesús. Entre todas ellas sobresale la composición titulada “Popule Meus”, de José Ángel Lamas, considerada la más alta cima de la música colonial venezolana. En las siguientes líneas conoceremos su historia.

La Escuela de Chacao

En los últimos años del siglo XVIII, tuvo lugar en Caracas uno de los más importantes movimientos culturales de la historia de Venezuela y Latinoamérica gracias a la iniciativa de un clérigo ilustrado, el padre Sojo.

Pedro Palacios y Sojo
Pedro Palacios y Sojo

Pedro Palacios y Sojo (1739-1799), tío abuelo materno de Simón Bolívar, era sacerdote de la orden nerista. A lo largo de su vida manifestó una gran curiosidad intelectual. Unió esfuerzos con el hacendado Bartolomé Blandín (propietarios de los terrenos del actual Country Club) y el sacerdote José Antonio Mohedano para introducir el cultivo del café en el valle de Caracas. Sus esfuerzos se vieron coronados a finales de 1786, cuando celebraron por todo lo alto el consumo de la primera taza de la famosa bebida en la capital venezolana.

Pero si por algo se recuerda hoy al padre Sojo fue en su labor de patronazgo musical. No en vano su orden religiosa se caracterizó desde sus comienzos por el cultivo y la afición a este arte. A mediados de la década de 1780, en la hacienda que tenía en La Floresta (hoy una famosa urbanización del municipio caraqueño de Chacao), el padre Sojo agrupó a los principales intérpretes y compositores de entonces en lo que se ha venido a llamar “La Escuela de Chacao”.

Dice el historiador José Antonio Calcaño: “La labor del padre Sojo fue a la vez integradora y formativa. Si no fue el fundador de la música en Caracas, como lo han dicho, fue su mayor propulsor, y al aglutinar aquellos elementos dispersos, y al sistematizar la enseñanza, haciéndola accesible a los jóvenes, realizó la obra más grande del mundo musical en toda la América de entonces. Más de treinta compositores y más de 150 ejecutantes forman el balance final de sus actividades. Por esto ocupa el padre Sojo en nuestra historia musical el alto sitio de un verdadero patriarca del arte”.

Entre los grandes nombres de la escuela del padre Sojo figuran, entre otros, José Manuel Olivares, Cayetano Carreño (hermano de Simón Rodríguez), Lino Gallardo, Juan José Landaeta (autor de la música del “Gloria al Bravo Pueblo”) y el personaje que aquí nos ocupa: José Ángel Lamas.

Lino Gallardo
Retrato de Lino Gallardo realizado por Juan Lovera

Un hombre discreto

Nacido en la caraqueña parroquia Altagracia el 2 de agosto de 1775, José Angel Lamas consagró su vida a la música con una dedicación absoluta. Su breve existencia transcurrió sin grandes sobresaltos. A juicio de Calcaño, “nos lo imaginamos silencioso, algo retraído, un claro ejemplar de introvertido (…) de carácter tranquilo y algo melancólico”. Durante la mayor parte de su vida trabajó en la Catedral de Caracas, donde fue intérprete de bajón, un antecesor del fagot moderno. Se casó a los 27 años con Josefa María Sumosa y tuvo tres hijos.

José Ángel Lamas y su Popule Meus
Retrato imaginario de José Ángel Lamas

Se conservan unas cuarenta y dos partituras de José Ángel Lamas, todas de carácter religioso, lo que lo convierte en el más prolífico de los músicos coloniales venezolanos. La más conocida es el “Popule Meus” para coro y solista, que Lamas culminó a la edad de 26 años e interpretó por primera vez en la Catedral de Caracas el Viernes Santo de 1801.

«Popule Meus», de José Ángel Lamas

Partituras y leyendas

La obra de Lamas, de cerca de ocho minutos de duración, se centra en el comienzo del “Improperia”, titulado “Popule Meus” por sus primeros versos, inspirados en el capítulo 6 de Libro de Miqueas, uno de los profetas del Antiguo Testamento. La traducción española del texto latino original sería la siguiente: “Pueblo mío, ¿qué te hecho? ¿En qué te he entristecido? ¡Respóndeme!” / “Porque te saqué de la tierra de Egipto, preparaste una cruz para tu salvador”.

Desde su primera ejecución, la pieza logró una popularidad tal que hasta hoy se sigue interpretando durante la Semana Santa venezolana. Como se conoce tan poco acerca de la vida de Lamas, surgieron algunas leyendas sobre la composición del “Popule Meus”. Una de ellas, enfáticamente desmentida por el historiador Calcaño, aseguraba que el maestro la interpretó estando ebrio e incluso improvisó buena parte de su partitura con un violín.

Otra historia, quizás la más conocida, aseveraba que el “Popule Meus” se tocaba todos los Viernes Santos en la Capilla Sixtina del Vaticano. No obstante, a comienzos de la década de 1930 el entonces embajador venezolano ante la Santa Sede, Esteban Gil Fortoul, constató que la obra de Lamas nunca ha figurado en los archivos musicales vaticanos.

Ver también
Juan de los Santos Contreras, El Carrao de Palmarito

Los últimos días del maestro

José Ángel Lamas se mantuvo ajeno a las turbulencias políticas de sus últimos años. La música siempre fue su única prioridad. Esto quizás explica el hecho de que, a diferencia de muchos de sus compañeros de profesión, su nombre no sonara entre los participantes de los hechos del 19 de abril de 1810 y el posterior desarrollo de la guerra de independencia. Ni siquiera el temible caudillo realista José Tomás Boves, que aterrorizó a los caraqueños tras entrar en la capital en julio de 1814, se dignó meterse con el maestro.

José Tomás Boves

Boves murió de un lanzazo durante la batalla de Urica, el 5 de diciembre de 1814. Lamas falleció apenas cinco días más tarde, a la edad de 39 años.  Una leyenda asegura que el compositor alcanzó a interpretar el “Requiem” de Mozart en los funerales del jefe realista. Pero de nuevo la historia desmitifica el cuento, ya que las exequias de Boves tuvieron lugar en febrero de 1815, dos meses después de la muerte del autor del “Popule Meus”.

Lamas murió en la pobreza, por lo que hicieron falta limosnas para pagar su funeral. Fue sepultado en la iglesia de San Pablo, ubicada a unas pocas cuadras de su humilde vivienda y donde también estaba alojada una muy venerada imagen de Cristo con la cruz a cuestas conocida como “Nazareno de San Pablo”.

Iglesia y plaza de San Pablo

Décadas más tarde, en 1876, el presidente Antonio Guzmán Blanco demolió la mencionada iglesia para edificar un fastuoso teatro al que dio su nombre, pero que hoy es conocido como Teatro Municipal de Caracas Alfredo Sadel. Al Nazareno hubo que construirle un nuevo santuario, la actual iglesia de Santa Teresa y Santa Ana, donde permanece hasta hoy. Pero tanto la tumba como los huesos de José Ángel Lamas se perdieron, quizás para siempre.

Teatro Municipal
Teatro Municipal

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