Francisco Narváez y su arte histórico
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Francisco Narváez fue un importante pintor y escultor del siglo XX. De acuerdo con algunos historiadores del arte venezolano, la obra de Narváez transformó de manera definitiva la forma de ver la escultura en Venezuela. hijo de un ebanista y restaurador llamado José Lorenzo Narváez y de Vicenta Emilia Rivera, se trasladó aún adolescente a Caracas, donde comenzó a estudiar en la Academia de Bellas Artes de Caracas. En 1928 embarcó hacia París, donde acudiría a la Academia Julian y establecería nexos con el movimiento de Montparnasse.
Entre los pintores de la llamada «Escuela de París» que influyeron en Narváez durante el tiempo en que estudió en esa escuela figuran: Raoul Dufy; Chaime Soutine y su violencia en las formas y en la manera de presentar el mensaje plástico; Amadeo Modigliani, en la pureza lineal de sus grandes planos; Moisés Kisling, en la sensualidad de las curvas y de la materia y en la forma de trabajar el objeto para hacerlo atractivo, cálido y humano.
Cuando regresó a Venezuela en 1931, Narváez se encontró con el hecho que su propuesta artística rompía con los esquemas estéticos vigentes hasta ese momento. No obstante, Narváez no hizo concesiones de ningún orden, creando por primera vez en el país un lenguaje escultórico propio, asociado a las raíces nacionales, exaltando y valorando además la belleza de sus elementos étnicos. Esto le valió que poco a poco, su obra recibiera el reconocimiento general. En 1934, se le encargó la realización de la fuente de Parque Carabobo en Caracas; entre 1937 y 1939, por recomendación del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, realizó varias obras de relieve para las fachadas de los museos de Bellas Artes y de Ciencias Naturales de Caracas. En 1939, viajó a Nueva York para decorar el Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de esa ciudad. En 1943, realizó una de sus obras más emblemáticas: Las Toninas; fuente ubicada en la plaza O’Leary de El Silencio.
En 1948, obtuvo el Premio Nacional de Pintura en el Salón IX Oficial de Arte Venezolano. Entre los años 1949 y 1952, ejecutó varias obras para la Ciudad Universitaria de Caracas, incluyendo los frescos para la capilla de la Universidad. En 1952 realizó la escultura ecuestre del general Rafael Urdaneta ubicada en la plaza La Candelaria de Caracas. Un año después fue nombrado director de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. En 1954, representó a Venezuela en la Bienal de Venecia, Italia. En definitiva, con Narváez se inició una manera totalmente diferente de ver la escultura en Venezuela. En tal sentido, es el primer escultor venezolano en romper todas las reglas académicas existentes. Además fue el pionero en la utilización de la rica variedad de maderas del país y el primero también en hacerlo en gran escala, con las piedras nativas: sobretodo con las de Cumarebo y Araya.
En 1979 participó junto a Héctor Poleo a Venezuela, en los segundos encuentros internacionales de Arte Contemporáneo, celebrados en el Grand Palais de París. Ese mismo año, se inauguró en Porlamar el Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez, para el cual el artista donó una serie de obras (35 esculturas, 11 pinturas y varias serigrafías). En 1981 ejecutó para la empresa LAGOVEN, S.A. la escultura monumental Gran Volumen para la planta Amuay y, en 1982 terminó una de sus últimas obras, la escultura Armonía de Volúmenes y Espacio, realizada para la C.A. Metro de Caracas.
Tres años luego de su muerte se creó en 1985 la Fundación Francisco Narváez.
Información tomada de www.venezuelatuya.com y Wikipedia.