La hierba que dio origen al nombre Caracas
Comunicadora social egresada de la colmena. Caraqueña encerrada en el…
Diversas teorías hay en torno al origen del nombre de Caracas. Una de ellas, y la que más peso tiene, es que Caracas se llamó así por una planta de hojas largas que los indígenas llamaban “caraca” y que para entonces era abundante en el sector.
Dicho por los historiadores y cronistas Rafael Rivero Oramas y Nicolás León en su libro Historia de Caracas, era en tierra fértil del valle Toromaima, extendido a los pies del cerro El Ávila, o Waraira Repano, que esta planta crecía.
Lo mismo afirma Javier Auque Lara en su libro “Venezuela, ¡qué hermosa eres!”, donde escribió además que los españoles que llegaron a tierras venezolanas bautizaron con el nombre de “Caracas” a los primitivos pobladores del valle en que hoy tiene asiento la capital del país. “La historia ya está escrita y por el nombre de ´Los Caracas´ se conocerá en las crónicas de ayer y en los escritos de hoy a los pobladores del valle en que hoy toma asiento la metrópoli”.
La hierba hoy en día es conocida como bledos o amaranto. Juan de Pimentel, uno de los primeros gobernadores de la Provincia de Venezuela, escribió una «Relación de Nuestra Señora de Caraballeda y Santiago de León». Este documento que data de 1578 da una de las principales descripciones de la zona central de Venezuela en la segunda mitad del siglo XVI. Allí afirmó: “Llamase toda esta provincia generalmente Caracas, porque los primeros cristianos que a ella vinieron con los primeros indígenas que hablaron fue una nación llamada Caracas, y esta nación de indios tomó este nombre porque en su tierra hay muchos bledos que en su lengua llaman Caracas”.
Pero, ¿qué tenía de especial esa planta?
En hoyos abiertos en la tierra y cubiertos o forrados con cuero de venados, los indígenas almacenaban las hierbas, las cuales constituían el alimento principal de aquel pueblo.
La hierba llamada localmente como “pira” es conocida como amaranto o Chenopodium quinoa. Amaranto deriva del griego “ảμápavτos” que significa inmarcesible o inmarchitable. Tiene un alto valor nutricional por su elevado contenido en proteínas.
Según la página web Farmacia.bio, el amaranto es una fuente de vitaminas A, B1, B2, B2, C y ácido fólico, minerales como calcio, hierro y fósforo. Destaca su contenido en omega 6, 3 y 9.
Es considerada un pseudocereal, dado que no contiene las mismas propiedades ni características de los cereales. Sin embargo, posee una composición química útil para servir en la nutrición humana tal y como si se tratase de un cereal.
Tanto las semillas como las hojas son comestibles. Las hojas están compuestas en su mayor parte por agua y en menor proporción por carbohidratos, fibra, proteínas y muy poca grasa. Los tallos poseen una cantidad más rica de hierro.
Además de ser utilizada en la antigüedad como alimento, esta hierba tiene usos medicinales. Las semillas se emplean gracias a sus propiedades cicatrizantes, antiparasitarias y antioxidantes.
Un té de amaranto, bledo o “pira” posee un efecto calmante y astringente. También, elimina las llagas inflamadas de la boca. En baños, sus hojas son utilizadas para bajar la fiebre.
Formas de consumo
Esta hierba es muy versátil a la hora de cocinarse. Tiene cierto parecido a las espinacas y sirven para cocinarse de manera hervida, sofrita o incluso cruda.
Puede completar una tortilla de huevo o guisarlas con arroz y legumbres o incluso hacer croquetas. Las semillas sirven para hacer panes y actuar de espesante.
El sitio web JardineriaOn subraya que a pesar de lo que mucha gente piensa, el amaranto no es tóxico. “Lo que sí hay que evitar es que esta planta sea ingerida por el ganado numerosas veces. Puede provocar graves daños e incluso la muerte si su consumo es excesivo. Sin embargo, para el ser humano no es peligroso”.
Con información del libro “Venezuela, ¡qué hermosa eres!” de Javier Auque Lara, Caracas Cuéntame, JardineriaOn y Farmacia.Bio.
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Comunicadora social egresada de la colmena. Caraqueña encerrada en el valle de Caracas desde el 96, enamorada de sus atardeceres y sus verdes.