Francisco León Jiménez, la captura abstracta de nuestra urbana geometría

Los imponentes bloques del 23 de Enero fueron testigos de su nacimiento y posterior crianza, desde aquellos días de juegos y carreras entre enormes pasillos, escaleras y jardines, el Maestro Francisco León Jiménez comenzó a sentir gran curiosidad por aquellas estructuras que le rodeaban constantemente. Fue la época en donde Caracas comenzaba una nueva etapa de crecimiento, la urbe se expandía en todas direcciones y Jiménez crecía a la par con ella. Desde pequeño, sus cuadernos guardaban mayor cantidad de dibujos en comparación con los apuntes de las clases, y cuando tenía 12 años un taller experimental de arte que llegó a su comunidad generó ese primer encuentro con lo que más adelante se convertiría en su vocación profesional.

La Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar le recibe en 1974, y aunque él mismo dudada sobre tener las condiciones para ser artista, por el contrario sus profesores observan al poco tiempo en él, un gran talento que supieron pulir e impulsar. Más adelante para 1986 inicia su formación como docente y dos años más tarde recibe una beca para estudiar en Italia, al regresar continúa con la docencia, y desde ese momento hasta ahora no se ha detenido. Hoy día ya más dedicado a la investigación y posterior desarrollo de sus minuciosas obras continúa retratando la ciudad que le abriga con calor de hogar, Jiménez puede ver cómo sigue en crecimiento, con un ritmo diferente, pero en constante expansión, al igual que su obra que desarrolla con infinita visión creadora.

Francisco León Jiménez nos habla sobre su trayectoria

Nací y crecí en los Bloques del 23 de Enero, soy específicamente del ¨MIRADOR¨, construcción que fue realizada por nuestro gran arquitecto Carlos Raúl Villanueva, con la integración en el diseño artístico de la obra de Mateo Manaure, gratos monumentos del neoplasticismo en Venezuela. Mi visión desde la distancia fueron construcciones geométricas, se sumaron los espacios urbanos, que crecieron rápidamente. Yo veía en la distancia formas, texturas, colores y organizaba mentalmente una composición plástica en mis sueños.

Estando aún dentro de la infancia llena de juegos con queridos amigos, pasé a desarrollar mis inquietudes en un taller de arte del INCIBA cerca del bloque donde vivía, allí comienza a crecer mi curiosidad por la creación artística. Seleccioné la pintura porque la consideré un medio más práctico y manejable, aparte de su gran riqueza y posibilidades expresivas; sin embargo, todas las variedades artísticas me atraen, la gráfica, el dibujo, la escultura, la experimentación con diversos materiales, todo el abanico presente dentro de las artes plásticas tiene su encanto.

La relación con mi Caracas es grande, sus construcciones, su arquitectura, los espacios urbanos, los recuerdos dentro de ella, todo es inolvidable, los paseos con mis padres, El Junquito y sus golfeados, Sabana Grande y su boulevard, los pintores bohemios del centro de Caracas, en fin, una gran cantidad de matices que nunca se olvidan. El arte para mí es un diálogo, cuando presento un mural o una escultura urbana de inmediato se establece una relación con los habitantes, se cristaliza la oportunidad por medio de formas y colores de transmitir mensajes de esperanza y amor. Es llevar humanidad y fe a los habitantes, es darles un saludo de respeto, un saludo de amor, el amor de Dios por la creación.

La meta es proyectar mi trabajo hasta donde pueda llegar, es ampliar el horizonte. Es conectarse con todo aquello  sensible en cualquier parte del mundo, el arte abarca todo y no tiene fronteras. Las vinculaciones son muchas, los estímulos son variados, mis obras son la suma de todas mis experiencias buenas y malas, pero también la observación diaria de la naturaleza que nos rodea constantemente, y la arquitectura para mí es parte de ella, se integra al paisaje llena de formas y estructuras.

A los artistas emergentes les quiero decir que al final el resumen de nuestras carreras compacta todo lo vivido y todo lo que falta por vivir, partiendo de los aportes que dejará cada uno. La fuerza nace de la fe con la que se siente, es el amor al prójimo, es levantarse creyendo que sí se puede, la fuerza crece al darle gracias a Dios por otro día maravilloso donde se nos permite ser humanamente artista plástico.

Para conocer más sobre la obra de Francisco León Jiménez pueden seguirle en IG: @arte_leonjimenez