El gran bestiario venezolano (parte 2)
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Como habíamos dicho en la primera parte de este bestiario, Venezuela tiene muchas historias y registros sobre eventos sobrenaturales y distintas criaturas; en esta segunda parte del bestiario conocerás más criaturas fantásticas.
Los ceretones
En Falcón, estos brujos se hacen invisibles o se transforman en pequeñas criaturas para acechar a las adolescentes. Dejan ofrendas en sus cuartos (un diente de leche, una estampita quemada, una moneda fundida) o hurgan en la basura de sus baños buscando rastros de sangre de menstruación, cabellos o uñas para usarlos en sus ritos. Al principio se limitan a observar a las niñas cuando duermen o a quitarles la ropa. Luego se aparecen en sus sueños como animales para abusar de ellas. Los padres no entienden por qué sus hijas empiezan a pasar varios días en su cuarto y no salen más. Al llamar a la puerta y forzar para abrirla, se dan cuenta que ni la muchacha ni el brujo están ahí.
Las ánimas del Guasare
En 1912, un año entero sin lluvia provocó una hambruna en Paraguaná que obligó a miles de personas a cruzar el istmo hasta Coro. En cuestión de días el desierto se llenó de cadáveres y el cielo de zamuros. No se sabe cuántas personas murieron ese año, pero a veces la larga procesión de almas se ve caminar con sus fardos, sus bestias de carga y sus niños entre los cujíes y los médanos. Sus huesos sin tumba están dispersos bajo la arena. Una pequeña capilla se irguió para conmemorar a las víctimas, que según los lugareños conceden milagros.
Los encantos de carretera
Autobuses fantasma, carros envueltos en llamas azules, accidentes que resultan ser espejismos y viajantes que se desvanecen como briznas de polvo suelen ser vistos en todas las carreteras que llevan al Zulia, donde ha habido tantos terribles accidentes por culpa de choferes que se duermen al volante o que conducen ebrios. Son automóviles que aparecen y desaparecen luego de ser sobrepasados, luces que vienen de frente pero al final no hay nada, destellos en los túneles y tenebrosos pasajeros esperando en las paradas abandonadas, como advertencias de lo descuidadas y peligrosas que son las carreteras del país.
El chaure
De mal agüero en casi toda la costa venezolana, esta ave es muy bonita pero bastante inquietante por sus hábitos nocturnos. Según los más viejos presagia la muerte, el dolor o un parto. Su ulular se espanta con insultos. Si te sigue un chaure por la playa quizás no veas el día siguiente.
La serpiente de siete cabezas
Cuenta la leyenda que bajo la Piedra del Medio, en el Orinoco, habita una serpiente de siete cabezas, cada una bajo distintos lugares de la vieja Ciudad Bolívar: si el monstruo se sacude, la ciudad se hundiría en el río. A comienzos del siglo XX algunos atribuían los naufragios del Orinoco a la gran serpiente. Fue avistada por última vez en 1985, cuando gente del puerto dijo haberla visto causar grandes olas en el río.
Los canaimas
Los niños pemones no salen a jugar cuando cae el sol, mucho menos cerca de un río, porque ciertas criaturas anfibias, de ojos enormes y manos ágiles y palmeadas, cazan en grupo, silbando para avisar a sus pares la ubicación de la presa. Arrastran todo lo que atrapan hasta el agua y allí lo devoran sin siquiera perturbar la superficie.
Los chinamitos
Son niños de sombra que confunden a las personas, roban objetos de valor y asustan a los más pequeños proyectando sus siluetas. Sus risas juguetonas son un eco en las noches costeñas y sus ojos vacíos observan a los caminantes desde los árboles. Algunos habitan casas abandonadas.
Este bestiario tiene criaturas distintas con historias muy particulares pero cada una de ellas son míticas. ¿Has visto alguna? ¿Qué tal te parece el bestiario hasta ahora?
Información e Imágenes tomadas de: www.cinco8.com