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Historias Chicas de Caracas: El Coney Island por Don Eliseo

Historias Chicas de Caracas: El Coney Island por Don Eliseo

Hoy es sábado, no trabajo. ¡Ah caramba! Tengo un compromiso, una promesa que cumplir con los muchachos y esa hay que llevarla a cabo, si no ¿Quién los aguanta? Debo llevarlos a pasear esta tarde al Coney Island en Los Palos Grandes, menos mal que el lugar es agradable y no tan caro.

A eso de las 2 y media salimos en cambote para allá, afortunadamente el sábado no hay tráfico. Nos montamos en mi carrito y en veinte minutos ya me había estacionado en la 2ª avenida, a pocos metros de la entrada. Bajo una pequeña pérgola blanca sostenida por columnas tubulares negras estaba la taquilla donde ingresamos luego de comprar un rollo de tikets como los de los cines para que se montarán en los aparatos de entretenimiento que mas les gustaban, sus favoritos eran el “Loco Ratón”, una especie de montaña rusa que, a pesar del vacío que provocaban en el estómago, les causaba alegría.

 

Luego estaba la enorme rueda de la fortuna, para aprovechar de ver desde la altura a una parte bonita de la ciudad, el Túnel Fantasma donde un trencito lento se metía en una oscuridad llena de ruidos y te asustaban con chorros de aire, monstruos mecánicos y esqueletos que te aparecían de sopetón. También montábamos a los mas pequeños en unos ponys viejos y aburridísimos a dar unas vueltitas en medio de un jardín, los carritos chocones eran para morirse de la risa, los mayores preferían al “Ciclón”; una tortura amarilla que giraba como a mil por hora y la gente de pie quedaba pegada a la pared exterior sin poder mover ni una mano! Eso es de locos! Les decía yo, pero igual les encantaba.

 

 

Comíamos algodón de azúcar, refrescos, helados de palito, manzanas acarameladas, cotufas y cuanta guarandinga se les ocurría a los niños.

Yo, mientras tanto, prefería sentarme en la sombrita con mi doñita a verlos reír, correr de una atracción a otra y gozar un puyero.

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Ese parque de diversiones se llenaba de familias y grupos de adolescentes, funcionaba hasta la noche, ya que también presentaban grandes estrellas de todas partes del mundo, desde la Celia Cruz, Lucho Gatica, Jorge Negrete, Lola Flores, The Platters (con su famoso Only Youuuuu), Domenico Modugno, hasta el tenor favorito de Venezuela; ¡Alfredo Sadel! De verdad que valía la pena ir a ese parque. Nunca entenderé porque lo cerraron en pleno 1961.

Que Caracas aquella, la de mis tiempos…

Don Eliseo

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